El jueves 17 de octubre, en la sede de la Sociedad Rural, el Dr. Ernesto Odriozola (INTA Balcarce, UNCPBA) expuso sus conocimientos y experiencia acerca de las enfermedades relacionadas con la intensificación. La charla fue organizada por el INTA y la Sociedad Rural de 9 de Julio, junto a Laboratorio 9 de Julio.
El Dr. Odriozola explicó que como consecuencia del aumento de la superficie utilizada por la agricultura, nuestra ganadería, netamente pastoril años atrás, fue reemplazada por sistemas intensivos, como los encierres a corral y sistemas semi-intensivos con suplementación sobre pasturas. Expresó que esto conlleva a un aumento del riesgo de enfermedades por la mayor tasa de contagio, debida a una mayor concentración de animales por unidad de superficie, además de los cambios en la alimentación, provocando alteraciones alimenticias por la mayor utilización de concentrados, reservas forrajeras (rollos-silos) y la mayor utilización de suplementos minerales, proteicos y energéticos.
En cuanto al consumo de silos destacó la importancia de tener en cuenta que si no se confeccionan de manera adecuada, puede llevar a una mala fermentación con un aumento de pH por encima de 5,5, produciéndose la multiplicación de bacterias como por ejemplo Listeria monocytogenes, causando signos nerviosos como confusión mental, giro en círculo, protrusión de la lengua, no pudiendo comer ni beber. En la mayor parte de los casos, hay desviación de la cabeza a un lado, con la relación hocico ‐ nuca normal (esto es, no hay rotación de la cabeza como en infecciones del oído medio). La enfermedad no respeta edad.
Por otro lado, el cambio de alimentación con silo puede producir en algunos animales el Síndrome de mala adaptación. Se encontraran animales que no consumen el alimento, produciéndose una parálisis ruminal, con rápida pérdida de peso, caída y muerte. Se debe sospechar de esta alteración cuando se produce la muerte de algunos animales a los dos o tres días de haber comenzado a consumir el silo y la autolimitación del problema con el paso del tiempo.
Los animales que consumen dietas ricas en concentrados aumentan el riesgo de desarrollar Polioencefalomalacia, probablemente porque la disminución del pH ruminal provoca una alteración de la flora ruminal, que desencadena en una disminución en la producción de tiamina bacteriana conjuntamente con un aumento en la producción de tiaminasa bacteriana. Otros factores asociados son los altos niveles de sulfato en agua y/o alimento y la intoxicación con amprolium. Generalmente se presenta en forma brusca y en casos individuales, afectando principalmente animales de hasta 24 meses. Los animales presentan ceguera, generalmente con una marcha en círculos, toman posición de opistótono, presentando convulsiones tónico clónicas intermitentes. Otros signos son nistagmos, estrabismo dorsal, bruxismo y salivación espumosa.
El especialista dijo que cuando se utilizan sistemas pastoriles, donde la cantidad y calidad del forraje no cubren los requerimientos minerales y las variaciones climáticas diarias son muy importantes, se debe tener en cuenta el riesgo de brotes de Hipomagnesemia, siendo esta la principal causa de mortandades de bovinos (3% en la pampa húmeda). La misma se caracteriza por una disminución de los niveles de Magnesio en sangre. Los factores predisponentes son: ambiente frío, días nublados, vacas preñadas, recién paridas o muy gordas, alimento con menos del 0,2% de magnesio en materia seca y exceso de potasio. La enfermedad se presenta en forma aguda con muerte súbita o signos nerviosos como agresividad, dificultad en los movimientos y caídas. Como medida preventiva el Médico Veterinario resaltó evitar los ayunos (encierres prolongados), que lleguen gordas al parto y realizar los cambios de la alimentación en forma gradual.
Con respecto al maíz, el Dr. Odriozola explicó que, cuando se introducen los animales en el rastrojo, se debe observar la presencia de Diplodia maydis, hongo que crece en la base de la espiga, produciendo granos amarronados y chicos. Este hongo desarrolla cuando se realizan siembras de maíz sobre maíz, como también después de una sequia en la etapa de floración y luego lluvias. No respeta edad y es causante de signos nerviosos como dificultad en desplazarse y de abortos en las vacas.
Los casos que se presentan en un encierre a corral son variados y de diferentes orígenes. El Dr. Odriozola explicó que las neumonías son producidas por virus y bacterias debido a una baja de las defensas generada por el estrés que sufren los animales producto del destete, hacinamiento y el contacto permanente entre animales enfermos y susceptibles. También aparecen desbalances de Calcio y Fósforo ya que, en engorde intensivo, los granos son deficientes en minerales y no hay un equilibrio entre lo requerido por los animales y lo aportado por la dieta. En este caso se presentan signos clínicos como los espasmos tetaniformes con recuperación espontánea y marcada disnea.
Por último, en cuanto a las intoxicaciones producidas en encierre a corral, destacó la monensina y la urea, las cuales provocan mortandades. Las lesiones que presenta la intoxicación con monensina son en el corazón, hígado, pulmón y abundante presencia de líquido en cavidad toráxica y abdominal. Las muertes continúan por 20 días después de haber consumido el tóxico. Con respecto a la urea, los signos son variables, no pueden incorporarse y existen quejidos de dolor. Las muertes se presentan a los 45 minutos de haber consumido. El diagnóstico puede realizarse por el olor a amoníaco en el contenido ruminal. El tratamiento es muy sencillo: dar vinagre al 20% en agua helada. Estas intoxicaciones se presentan con mucha frecuencia, pero cuando ocurren, producen grandes mortandades, pudiéndose evitar con un adecuando manejo de estos productos al momento de ser utilizados.